D. Simón Morales Tavío (1897-1967)
El barrio de la Vera Cruz de la Villa de Teguise fue el escenario donde el timple lanzaroteño inicio su andadura. Pero las puertas del “Taller de Artesanía” se han cerrado otra vez desde el 12 de abril de 2013; el sonido del timple ya no sale por las grietas de la vieja puerta y sus últimas notas se han perdido, llevadas por el fresco y limpio viento de la Real Villa, allá en lo alto donde deambulaban desde 1967.
Cuando las manos del maestro Simón colgaron las herramientas; los bellos instrumentos, los barcos y las cajas de cedro; pasaron al recuerdo, a la obra dejada, a la herencia artesanal.
Hablamos de la muerte de Simón Morales Tavío y de su hijo Juanele, setenta años de actividad. En la historia del timple conejero, varias son las paginas que llenan Francisco Tavío, Simón y su “Taller de Artesanía“, su hijo Juanele, Marcial de León, Manuel Lemes, Martín Cabrera y otros maestros del timple.
Simón Morales Tavío vino al mundo un 30 de octubre de 1897 en el pueblo de Soo. Sus vecinos vivían de la agricultura, de la ganadería y de la pesca. No existía escuela alguna y algunos niños recibían la instrucción primaria en casas particulares donde el maestro era pagado por los padres con granos, de acuerdo con la economía de cada uno y a criterio del maestro. En las fechas en que nació Simón, José Rodríguez era el maestro particular del pueblo.
Lanzarote a lo largo de la historia ha vivido grandes periodos de hambruna, lo que obligaba a los vecinos a desplazarse a los lugares donde había un poco alimento; primero por la propia Lanzarote, luego por otras islas, y por último, a cruzar la mar, hacia las Américas.
Los padres de Simón, marineros y agricultores, se trasladaron a vivir a La Caleta de Famara obligados por la sequía. Francisco Morales León y Vicenta Tavío Rojas conocían La Caleta pues, no en vano, el padre de Vicenta fue fundador de una de las primeras viviendas de este núcleo perteneciente al municipio de Teguise.
Francisco Morales, padre de Simón, cuando no estaba embarcado dedicado a la pesca, ocupaba su tiempo trabajando la madera y de sus manos salieron trabajos encargados por los vecinos marineros y veraneantes, procedentes de la Villa y de Arrecife.
Cuando apenas contaba con dieciséis años, quiso fabricar un instrumento musical, pues era también aficionado al cante y a la música, por lo que teniendo noticias de que en Arrecife había un señor que fabricaba instrumentos, bajó varias veces caminando por ver si podía adquirir alguno, y por fin, se lo pudo comprar a un majorero. A este instrumento, el padre de Simón lo llamaba tiple y fijándose en sus formas fabricó uno parecido para posteriormente seguir construyendo guitarras y otros instrumentos.
La contemplación diaria de los barcos de la playa, el laborioso trabajo en madera de su padre, el contacto con la mar, la belleza del Risco de Famara, la impronta de los viejos marineros, fueron fraguando en la mente de aquel Simón Morales niño la semilla artística y su afición por la artesanía, que germinó a pesar de la situación económica de la época.
La Caleta sería la escuela natural de su vida, ese espacio donde recibía el influjo de las vivencias, de la experiencia y sabiduría que encierran la mar, el azul del cielo, la paz, la tranquilidad y los hombres de la mar.
El traslado a la Villa de Teguise supone el acrecentamiento del interés por saber y aprender. A sus iniciales conocimientos, se unió esa aureola cultural que siempre ha caracterizado a la vieja Villa.
Las enseñanzas de su padre y el amor a la talla en madera le convirtieron en un excelente escultor, de cuyas manos salieron verdaderas obras de arte.
Pero el trabajo de Simón no fue valorado y mucho menos reconocido. El entonces joven artista de la artesanía siguió los pasos de sus parientes y amigos y buscó en Cuba los medios necesarios para volver a su isla y tratar de formar una familia,
El 20 de junio de 1920, el Consulado General de España en La Habana emite un certificado en que se hace constar que “En el registro de súbditos españoles que existe en este Consulado hay una partida señalada con el num.144545, que dice DON SIMÓN MORALES TAVÍO, natural de TEGUISE, provincia de CANARIAS, de 23 años de edad, estado SOLTERO, profesión jornalero y residente en La Antilla.”
Nos contaba su hijo que en Cuba, Simón se puso en contacto con algunos constructores de guitarras, conoció otros instrumentos parecidos al timple y que vio las nobles maderas con que los fabricaban. Una vez que regresó a Lanzarote, comenzó sus trabajos de talla y confección de instrumentos musicales y, queriendo transmitir sus conocimientos, se contactó con algunos jóvenes de la Villa e instaló en una habitación de su casa un pequeño taller donde impartía sus saberes.
Simón aprovechaba sus estancias veraniegas en La Caleta de Famara para construir barcos, como el Isla Graciosa, que compitió en Arrecife con el no menos célebre Porteño.
En los cuarenta del siglo XX, la fama de los timples de Simón ya se había extendido por las islas, por eso, cuando el Capitán General de Canarias, García Escámez, decide crear en 1943 una “Escuela de Artesanía” en Lanzarote, escoge la Villa de Teguise para sede de la misma.
Y cuando se reúnen con las autoridades provinciales y locales para designar al director de la Escuela, se aprueba por unanimidad que sea el maestro Simón Morales Tavío. Entre los argumentos que se exponen para tal nombramiento, se dice de Simón que “Maestro artesano que en la Escuela dirigirá la enseñanza de sus admiradas especialidades de construcción de instrumentos de música, labores de carpintería artística, y de incrustaciones y talla que tan suficientemente demostrado tiene, con la finalidad de que sus conocimientos perduren con los que inculque a aquellos discípulos suyos, dignos del maestro que se les presta y cuente Teguise en lo futuro con un núcleo de artísticas especialidades”.
Para la administración y gestión de la “Escuela de Artesanía” de Teguise se crea un Patronato, ingresado por Luciano Betancort Lemes (Alcalde de Teguise), José Fajardo Morales (párroco de Teguise), Nicolás León Bonilla (jefe local del Movimiento) y Francisco Armas Perdomo (el maestro de instrucción Primaria más antiguo de Teguise).
Entre sus alumnos figuraban: Juanele Morales, Julio Machín Morales, Francisco Ginés Hernández, Juan Hernández Oliva, Juan Armas García, Domingo González Batista, Enrique García Hernández y Florentín Rodríguez Saavedra.
Juan Lemes, el constructor de timples de calabaza, barcos y molinas de gofio, entre otros, manifestaba:“Que con quince años empezó a ir a Teguise, en un burro, a la Escuela de Artesanía de Simón Morales Tavío, el que hacía los timples, aunque le pusieron a hacer loza de barro (lo que llamaban el picadillo canario, una especie de talla). Se fijaba en el citado maestro Simón, y hacía algún timple por su cuenta solo mirando para aprender”.
En el taller de Simón Morales se fabricaban hermosos cofres tallados, marcos e instrumentos, pero la joya de aquel taller eran los timples. Simón había construido algunos barcos, y esa forma de la quilla, la plasmó en sus timples, razón por la cual al timple lo llaman “camellito”.
Uno de los primeros timples de Simón lo compró el majorero Vicente Morera.
Sebastián Hímenes Sánchez nos decía de Simón Morales: “Era un virtuoso de la más selecta artesanía canaria de la madera, un auténtico artesano delicado en las especialidades dichas, en construir guitarras y violines, en la de estuches para los mismos, en cajas y pequeños y grandes cofres que enriquecía y ornamentaba con talla de afiligranados y varios motivos”.
Sus timples tenían peculiar secreto constructivo; poseían una técnica única y una mágica sonoridad, de ahí su fama y el que fueran tan solicitados. Obras suyas no faltaban en los obligados y protocolarios obsequios a cuantos visitaban la isla: jefes de Estado, príncipes, embajadores, gobernadores civiles, ministros, capitanes, artistas y hombres de ciencias y letras.
Su producción artesano-artística aparece diseminada por España, Inglaterra, Francia, Alemania, Holanda, Suecia, Filipinas y países hispanoamericanos. Sus timples están presentes en el Museo de la Música de Barcelona, de Nueva York o la Casa-Museo del Timple de Teguise.
Los canarios que se encontraban luchando en la Guerra Civil española en 1937, le escriben a Simón Morales para que les mande un timple, y así alegrar aquellas duras noches de la guerra. Eran los hombres integrados en la “Batería Expedicionaria de Las Palmas de Gran Canaria”, que está en Robledo de Chavela de Madrid.
En la Exposición Nacional de Artesanía de 1953, Simón Morales presentó un timple que era una verdadera joya, valorado entonces en 10.000 ptas.
Simón Morales se había trasladado a Las Palmas de Gran Canaria para una consulta médica, puesto que se le había presentado una grave enfermedad y allí falleció un 5 de diciembre de 1967. La prensa recogió la noticia valorando el papel desempeñando por Simón Morales.
El Eco de Canarias, del 8 de diciembre, decía: “Se nos ha ido con este artesano y hombre de bien uno de los más grandes valores de la Isla”.>>
Francisco Hernández Delgado
Cronista Oficial de Teguise
GALERÍA DE FOTOGRAFÍAS
Familia de Simón Morales
Fotografías antiguas de Simón Morales.